martes, 27 de septiembre de 2016

InfoTouching sobre las tres posibilidades para innovar en exámenes orales




Todas las innovaciones educativas nacen desde el grado de conocimiento o afinidad que logra el educador con sus estudiantes. Cuanto más profundamente se conozca al alumno, más sencillo será generar estrategias para mejorar la enseñanza.
En esta oportunidad y para innovar en los exámenes orales se parte de los tres escenarios posibles en los que un alumno puede afrontar una evaluación de este tipo.
Estudió: Cuando un estudiante se presenta a un examen y ha estudiado, el trabajo del educador estará centrado en la generación del espacio de confianza para que el estudiante se sienta seguro y pueda demostrar sus conocimientos. Una vez que el estudiante se siente seguro y los nervios quedan atrás, se puede avanzar para convertir el examen en un espacio para el aprendizaje.
Cuando NO estudió: Aquí las cosas se complican un poco. Al igual que en el caso anterior, lo primero que debe hacer el educador es generar el espacio de confianza y estar atento a las señales del estudiante. Bastan apenas unos minutos o unas cuantas frases del estudiante para comprender (con el 6to sentido que nos caracteriza) si realmente sabe, no sabe o está nervioso.La gran tarea del educador es reconocer si el alumno tiene conciencia de que no estudió lo suficiente y de generar una serie de preguntas para que la tenga. Las preguntas clave por ejemplo son:
· ¿Usted cree que sabe lo suficiente?
· ¿Qué nota se pondría?
Tras el sinceramiento del alumno, el educador debe prepararlo para el próximo examen de recuperación. Resaltar lo importante, ayudar a comprender cómo se debe estudiar y más que nada brindarle confianza de que lo podrá lograr si sigue estas sugerencias.
Cuando NO estudió y quiere aprobar a toda costa: Este es el caso más difícil de todos porque el alumno no estudió lo mínimo para aprobar pero quiere aprobar a toda costa, incluso sin saber. Este modo de enfrentar el examen es particular de aquellas personas que tienen una facilidad notoria para las relaciones sociales y la retórica. El problema es que si el educador no ejecuta ciertas estrategias para no quedar envuelto en el juego de palabras, el examen se puede convertir en una negociación infinita e incómoda con grandes posibilidades de caer en un conflicto.
Al generar el espacio de confianza se debe tener sumo cuidado porque es posible que el alumno lo entienda como una oportunidad para traspasar los límites. Que tome conciencia de que “no estudió lo suficiente” será una tarea ardua, se pueden hacer las mismas preguntas que para el caso anterior pero de seguro se entrará en un ciclo interminable de idas y vueltas. Los ruegos del alumno se harán presentes y la situación se tornará aún más incómoda.
En estos casos hay que transmitir un mensaje claro al estudiante, no se puede aprobar sin esfuerzo porque si no se estaría siendo injusto con los que estudiaron. Si el alumno quiere continuar con el examen a pesar de todo, es conveniente recordarle que debe respetar también el tiempo de su profesor y de los demás estudiantes.
Probablemente el corte será complicado por lo que es necesario un esfuerzo para renovar los ánimos y los buenos augurios en las palabras finales, esto con mucho tacto para no caer nuevamente en discusiones.

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