viernes, 23 de septiembre de 2016

¿Cómo diseñar un examen innovador?

Muchos de los grandes líderes de educación concuerdan que los exámenes como los conocemos deben ser suplantados por el seguimiento de la evolución del aprendizaje del estudiante. Más allá de que esto sea lógico, las instituciones continúan con este sistema y los educadores debemos adecuarnos. La pregunta es: ¿Se puede diseñar un examen innovador?
El primer punto a tener en cuenta para crear exámenes con alta innovación educativa es comprender que debe ser relevante para la vida del estudiante. Si el examen no es una oportunidad de aprendizaje y no aporta nada a la realidad del estudiante, a resolver problemas de la vida real, entonces no tiene sentido más que para llenar las actas y como mera formalidad.
Es necesario buscar la conexión de lo que se está evaluado y su aplicación en la vida del alumno. Lamentablemente, no es válido decir que “le servirá en algún momento” porque esto no es cierto, tiene que ser provechoso para el aquí y ahora. Si en primera medida no existe la utilidad se deberá entonces buscar la respuesta, sino aparece quiere decir que lo enseña es inútil.
¿Cuál es el límite? Esta es la primera pregunta a responder cuando se diseñan exámenes. Cuando se tienen claros los límites queda develado todo lo que se debe/puede hacer dentro de ellos. Estos límites están marcados por el contexto de aplicación de lo estudiado en la vida real. Unos ejemplos:
· Si los estudiantes están aprendiendo cálculo es normal que usen calculadora porque en la vida real así se hace. Tampoco tiene sentido que memoricen las fórmulas.
· Si un estudiante estudia para médico debe necesariamente memorizar todos los huesos del cuerpo humano.
· Si los estudiantes están aprendiendo geografía, es normal que usen google maps para encontrar el lugar en el mundo.
Entonces la respuesta de configurar el examen de forma memorizar o no memorizar, copiar o no copiar, individual o grupal depende del contexto en que se va aplicar ese conocimiento en la vida del estudiante.
Otro aspecto fundamental es que tiene que estar fundado en la confianza. Los educadores muchas veces ponemos las “trampitas” en los exámenes y esto resulta frustrante para el alumno. Se deben cambiar las trampas por una prueba con características retadoras y motivantes y se debe trabajar las competencias para poder resolver estos desafíos.
Sistémico: Un examen innovador es aquel que puede integrar todos los conceptos abordados en la materia y cruzar con otras.
¿El educador debe interactuar? Si es necesario y enriquece la evaluación como una oportunidad de aprendizaje para los estudiantes definitivamente sí. Claro que el rol que tiene que adoptar debe favorecer a una simulación de la realidad donde se aplicará el conocimiento.
¿Deben usar la tecnología? Si el uso de la tecnología es lógico y aporta a simplificar los procesos es menester que así sea. No es posible pretender que recuerden de memoria grandes cantidad de datos si existe internet. “Lo que Dios no sabe Google sí”
¿Qué evaluar? Es un sinsentido evaluar resultados taxativamente, se debe evaluar la forma de resolver los problemas, de tomar decisiones y de acceder al conocimiento para ello. Evaluar el “cómo” y no el “qué”…

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